Kavala es una joya oculta de la Grecia clásica

Su polifacética historia ha hecho de Kavala la vibrante urbe que es hoy en día. Conocida como “la ciudad azul”, recibe este apelativo por las aguas cristalinas de sus costas y sus maravillosas vistas al mar. Esta animada ciudad portuaria que da al mar de Tracia tiene 27 siglos de historia a sus espaldas, ya que fue fundada en el siglo siete a. C. por colonos de la cercana isla egea de Tasos. La nueva ciudad, llamada Neápolis, se alió con Atenas durante la Guerra del Peloponeso y, más tarde, perteneció a la Segunda Liga Ateniense. La ciudad fue conquistada por el antiguo reino de Macedonia, y se dice que recibió su nombre actual, Kavala, por el caballo favorito de Alejandro Magno. Igualmente legendario es el entorno que rodea la ciudad, que se erige, a modo de anfiteatro, desde la bahía de Kavala. El casco antiguo se despliega sobre la península triangular de Panagia, y su mosaico de sinuosas calles y antiguas casas de tejados rojos queda al abrigo del Kastro, la fortaleza bizantina. El apóstol Pablo recaló en Kavala (que aún se llamaba Neápolis) en su primer viaje a Europa. En los alrededores de la ciudad, los primeros enclaves de peregrinación cristiana se mezclan con evocadoras ruinas de arquitectura otomana, como el Imaret. A solo 15 kilómetros del centro de la ciudad se encuentra Filipos, un importante yacimiento arqueológico de cuya ciudad dependía el puerto de Kavala.

Barrio de Panagia

El casco antiguo de Kavala toma su nombre de la iglesia de Panagia y, sin duda, merece la pena disfrutar de un tranquilo paseo por sus sinuosas calles con casas de colores pastel, protegidas por el Kastro del siglo quince y sus robustas murallas almenadas. Suba por la estrecha escalera de la torre circular interior para disfrutar de una espectacular vista de 360 grados sobre la ciudad y el mar. El barrio es un crisol del patrimonio cultural mediterráneo que combina la arquitectura macedonia con las influencias orientales. La hermosa mezquita de Halil Bey, con su inequívoca fachada de color rubí, se encuentra cerca de la casa Mohamed Ali, antigua residencia de Mehmet Alí y uno de los mejores ejemplos que quedan de la arquitectura otomana del siglo dieciocho en Grecia. Mehmet Alí fundó la última dinastía real de Egipto, y es conocido por una infame gesta: envió a su flota a masacrar a los griegos cristianos a las islas de Kasos y Psara durante la Guerra de Independencia de Grecia. En el interior de la casa-museo, de dos plantas, encontrará tallas de madera, alfombras y espadas otomanas. No deje de admirar el elegante voladizo de vigas de madera del segundo piso, conocido como sachnisi, y la estatua ecuestre del pachá en la entrada. Con sus 18 elegantes cúpulas, el Imaret fue construido por el pachá en 1817; su fin era servir como seminario para estudiantes de teología islámica. Su mar de chimeneas y cúpulas le hará viajar a un pasado más sencillo. Hoy, el edificio es un auténtico monumento vivo: sus lujosas habitaciones y sus suntuosos jardines pertenecen a un moderno hotel de lujo único en Grecia.

Acueducto de Kavala

La vía Egnatia, importante vía militar romana que atravesaba la ciudad, fue todo un impulso para el comercio de Kavala en la Antigüedad tardía. Ya en la Edad Media, el acueducto, construido por los romanos, se amplió bajo el gobierno de Solimán el Magnífico.

La inquebrantable ingeniería otomana ayudó a asegurar el emplazamiento del acueducto como hito de la ciudad; con sus 60 arcos de cuatro tamaños diferentes y una altura de 52 metros, es uno de los lugares más impresionantes del norte de Grecia. El acueducto se eleva, majestuoso, sobre la maraña de calles empedradas. Desde luego, se construyó para durar una eternidad. Si desea pasear por los alrededores, puede visitar la bodega Oinoi y tomar un cóctel en Derelicte o en el bar 1901, ubicado en el número 33 de la calle Theodorou Poulidou.

Paseo marítimo y almacenes de tabaco

Las vistas al mar de Kavala son, naturalmente, uno de sus mayores encantos. En esta ciudad costera podrá degustar delicioso marisco fresco en multitud de tabernas típicas, como Psaraki (Ethnikis Antistaseos, 3), la taberna de tsipouro Nafpigion, en la zona de los astilleros, y la moderna Apiko. Si se aleja unos metros del mar, verá que la ciudad cuenta con un interesante legado cultural relacionado con el tabaco. Durante el siglo diecinueve y hasta los años 50 del siglo veinte, el tabaco fue un floreciente negocio en Kavala, y condujo a un renacimiento del estilo arquitectónico. Aún se pueden ver las lujosas mansiones que, en su día, construyeron los acaudalados comerciantes en el centro de la ciudad. El ayuntamiento de Kavala también guarda relación con el tabaco: este elegante edificio de estilo neogótico, en la calle Kyprou, fue construido en la década de 1890 por un comerciante de tabaco húngaro. Con sus arcos, ábsides góticos venecianos y miradores, su inesperada arquitectura es ideal para alegrar cualquier cuenta de Instagram. El edificio alberga el ayuntamiento desde 1937. La ciudad también cuenta con otros lugares interesantes que, en su día, fueron almacenes de tabaco: por ejemplo, el Almacén Municipal de Tabaco, de estilo neoclásico otomano. Edificado en 1910, su parapeto en la azotea presenta cuatro coronas, así como representaciones de flores y soles que adornan la amplia fachada de color rosa. Si tiene tiempo, no deje de visitar el Museo del Tabaco. Sus modernas exposiciones industriales y experimentales le permitirán aprender algo más sobre la industria que definió gran parte de la estética urbana de Kavala.

Museo Arqueológico

En el Museo Arqueológico de Kavala podrá ver distintos hallazgos del área de Macedonia oriental y Tracia. Admire los artefactos del enclave neolítico de Dikili Tash antes de sumergirse en la exposición principal, “Neapolis-Christoupolis-Kavala”, en la que encontrará numerosas referencias a Partenos, la diosa patrona de Neápolis. El museo cuenta con dos columnas originales del santuario de la diosa, un gran templo jónico de principios del siglo cinco a. C. erigido en mármol blanco de Tasos. También se exhiben esculturas, monedas antiguas y una gran colección de vasijas y estatuillas, muchas de ellas dedicadas a la diosa Partenos.

Filipos

La antigua ciudad de Filipos fue fundada en el 360 a. C. por colonos de Tasos. Originalmente se llamó Krenides, que significa “manantiales”, pero en el 356 a. C. fue conquistada por el rey Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno, y rebautizada como Filipos. La presencia de minas de oro en las cercanías aumentó la importancia estratégica de la ciudad, ubicada en una importante ruta comercial entre Europa y Asia. Filipos floreció aún más durante el período helenístico que siguió a la muerte de Alejandro Magno. Más tarde, en el siglo dos a. C., la ruta militar romana de la Vía Egnatia atravesó la ciudad y, en el 42 a. C., fue el escenario de la batalla de Filipos, que enfrentó a Marco Antonio y Octavio contra los generales Bruto y Casio (quienes, 2 años antes, habían pergeñado el asesinato de Julio César). Esta épica batalla, en la que lucharon 200 000 hombres, dejó al Segundo Triunvirato a cargo de Roma. La ciudad siguió siendo un importante enclave durante los posteriores períodos cristianos bizantino y posbizantino, tal y como indica el palimpsesto de restos de piedra (que incluso cuenta con decoraciones en relieve de la época de Filipo II) por el que los visitantes caminan hoy en día. Entre sus lugares más destacados se encuentran el teatro helenístico, con su espectacular ubicación frente a la colina, el foro y las evocadoras ruinas de las basílicas, erigidas cuando Filipos se convirtió en un importante centro del cristianismo primitivo. Fue en Filipos donde Lidia de Tiatira, la primera cristiana europea, recibió el bautismo del apóstol Pablo en el río Zygaktis en el año 49 d. C. También cuenta con un valioso museo que expone delicados hallazgos. Sin duda, la historia de Filipos se comprende mejor en el contexto de este fascinante rincón de Grecia.

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